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La escucha
Hace unos años descubrí que en la oscuridad era el único lugar donde despertábamos otros sentidos. Pero, hasta hoy, no he descubierto la escucha. Una sensación intensa e indescriptible que trastoca el corazón y la mente.
Hace unos años descubrí que en la oscuridad era el único lugar donde despertábamos otros sentidos. Pero, hasta hoy, no he descubierto la escucha. Una sensación intensa e indescriptible que trastoca el corazón y la mente.
He cerrado los ojos y me me he entregado a una escucha táctil, olfativa y auditiva. Entonces, el tiempo se ha detenido. Las palabras golpeaban en mí como suaves gotas de lluvia. Todo iba más despacio: la respiración, las emociones, las pausas. A veces no hace falta hablar ni preguntar para entender a los demás. Aunque al principio he sentido mucha impotencia por no poder hacerlo. Creo que hasta he llorado. Sin embargo, he entendido que debía seguir escuchando, con los ojos cerrados y en silencio. ¡Ah el silencio! Si dedicáramos más tiempo a estar en silencio seríamos capaces de sentir tantas cosas imperceptibles: una tímida sonrisa, el recorrido de una lágrima, el latido del corazón... Ha sido tan intenso que en algunos momentos no ya no era necesario ni hablar. Sólo escuchar, sentir, oler, tocar.
Me he precipitado a un océano de emociones difíciles de explicar. Ahora estoy confuso. ¿Por qué no aprendí antes a escuchar?
He cerrado los ojos y me me he entregado a una escucha táctil, olfativa y auditiva. Entonces, el tiempo se ha detenido. Las palabras golpeaban en mí como suaves gotas de lluvia. Todo iba más despacio: la respiración, las emociones, las pausas. A veces no hace falta hablar ni preguntar para entender a los demás. Aunque al principio he sentido mucha impotencia por no poder hacerlo. Creo que hasta he llorado. Sin embargo, he entendido que debía seguir escuchando, con los ojos cerrados y en silencio. ¡Ah el silencio! Si dedicáramos más tiempo a estar en silencio seríamos capaces de sentir tantas cosas imperceptibles: una tímida sonrisa, el recorrido de una lágrima, el latido del corazón... Ha sido tan intenso que en algunos momentos no ya no era necesario ni hablar. Sólo escuchar, sentir, oler, tocar.
Me he precipitado a un océano de emociones difíciles de explicar. Ahora estoy confuso. ¿Por qué no aprendí antes a escuchar?